Greta Thunberg: el negocio de la
“Revolución”
Como es de público conocimiento, la
"revolucionaria"[i]
lucha que tiene como abanderada a la activista Greta Thunberg, la ha convertido
en una figura pública desde mediados de 2018. Esta adolescente sueca, hija del
actor Svante Thunberg y de la cantante de ópera Malena Ernman, comenzó sus
huelgas climáticas en agosto de 2018 frente al Parlamente sueco, luego de
haberse introducido en el tema ecológico, periodo que -según ella misma- le
causó una temprana depresión.
Paulatinamente fue adquiriendo adeptos en sus
huelgas, lo que le valió consolidarse como una figura pública que logró motivar
a grandes masas de jóvenes en todo Europa, que salieron a protestar en contra
del cambio climático. Al menos, esa es la historia oficial.
Sin embargo, no todo queda circunscripto a una
adolescente con síndrome de Asperger que critica el lujoso estilo de vida de la
gente rica en países desarrollados, y que comenzó sus protestas contra el
cambio climático los días viernes -ni en su familia de artistas-, para culminar
siendo una figura pública que brinda discursos catastrofistas ante la ONU y la
Asamblea Anual del Foro Económico Mundial.
Cuando muchos agentes se vinculan
con objetivos que siguen la misma dirección, lo que el observador prudente debe
hacer es analizar el contexto con escepticismo. Greta no está sola en su cruzada,
ya que por detrás tiene un lobby conformado por empresas energéticas con
intereses en renovables, fondos de inversión e inmobiliarios, que han sido los
grandes impulsores -entre otros- del "éxito" de la activista, para
"facilitar la transición al corporativismo verde"[ii],
como lo denominó el diario británico The Times.
Siguiendo este hilo, encontramos entre sus
principales colaboradores al activista Ingmar Rentzhog, quien, además de haber
trabajado en la organización ecologista de Al Gore (The Climate Reality
Project), fundó el movimiento ecologista "We Don’t Have Time", junto
a Christian Emmertz y David Olsson. Con este último, además, le une el hecho de
que "en su trayectoria laboral hay vínculos con fondos inmobiliarios
(Svenska Bostadsfonden, uno de los más grandes de Suecia) y con empresas de
inversión (como Laika Consulting)".[iii]
Asimismo, Rentzhog trabaja también para el banco de inversión sueco Naventus
Corporate Finance -como se ve en su perfil de LinkedIn[iv]-,
entre otros organismos ecologistas, como Global Challenge.
Actualmente, Rentzhog dirige el
think thank Global Challenge, creado por la exministro socialdemócrata sueca
Kristina Persson, en 2007. En el mismo, encontramos a destacados miembros, como
Gustav Stenbeck, integrante de su Consejo asesor, cuya familia, además,
controla la empresa de inversión sueca Kinnevik. Otros personajes que podríamos
nombrar en este sentido son Petter Skogar: presidente de KFO (asociación de
empleadores más grande de Suecia); y Catharina Nystedt Ringborg: asesora de la
Agencia Internacional de Energía, exdirectora de la asociación Swedish Water y
exvicepresidente de la corporación multinacional suizo-sueca ABB, que opera en
áreas de robótica y energía, y que es, además, miembro de la firma de capital
riesgo de energía verde Sustainable Energy Angels. Es decir, Global Challenge,
creado -entre otros- por la exministro sueca, cuenta con miembros importantes
de multinacionales como ABB.
El jefe de prensa de Greta, Daniel Donner,
forma parte del equipo de Comunicaciones Estratégicas de la European Climate
Foundation, lobby compuesto de distintas asociaciones que promueve políticas
energéticas y climáticas para lograr los objetivos del Acuerdo de París. Entre
los grupos económicos que forman parte de la ECF, se encuentra Bloomberg
Philanthropies, fundación creada por el candidato a las primarias del Partido
Demócrata estadounidense, Michael Bloomberg, quien ha dispuesto vastas sumas de
dinero en la causa, desde que Donald Trump hizo público su deseo de sacar a los
Estados Unidos del Acuerdo de París[v].
Otra de las empresas de la ECF es Ikea Foundation, representante de la firma
sueca de mobiliarias más grande del mundo. Asimismo, esta ONG es financiada por
distintas fundaciones del ala izquierdista del poder financiero mundial, entre
las cuales descolla la Rockefeller Brothers Fund.[vi]
Otra de las fundaciones que integran el citado
lobby es Children Investments Fund Foundation (el departamento de filantropía
de TCI), dirigido por Chris Hohn, quien además "es el segundo máximo
accionista de Aena, la infraestructura que da soporte al tráfico aéreo de
España y de otros países del mundo".[vii]
Por otra parte, EFC está integrada por ClimateWorks Foundation, de la cual son
socias otras fundaciones, como la Fundación John D. y Catherine T. MacArthur,
Fundación William y Flora Hewlett (del gigante de la electrónica Hewlett
Packard), Fundación KR, Fundación Oak y la Fundación David y Lucile Packard.
A su vez, ClimateWorks Foundation también es
parte de Blended Finance Taskforce[viii],
organización creada para movilizar capital privado hacia la farsa de los
objetivos de desarrollo sostenible[ix],
en el que participan actores destacados del mundo económico, como Allianz,
HSBC, JP Morgan, Axa, Citi, Bank of America Merryll Lynch, BNP Paribas, Carlyle
Group (accionista de Cepsa), BlackRock,
Credit Suisse, Investec, Temasek, Rabobank y la propia Rockefeller Brothers
Fund, entre otros.[x]
"Los ricos estan siempre vendidos a la
institución que los hace ricos".[xi]
Greta es, en este sentido, la cara visible de
lo que Martín Hary[xii]
denominó "pseudo ecología mercantil", es decir, "organizaciones
que usan la ecología para su propio beneficio" y que, a su vez,
"transita caminos tan perjudiciales como los que fomenta la ecología
ideológica, aquella que plantea las cuestiones desde sus prejuicios [...] desde
su raíz marxista contra el capitalismo".[xiii]
El error estatista
Sin embargo, y mal que le pese a
muchos militantes ecologistas, los países que más se asemejan a un ideal de
"economía libre" son los que, a su vez, obtienen un mejor desempeño
ambiental. Así lo demuestra el Índice de desempeño ambiental elaborado por la
Universidad de Yale, un estudio que clasifica a 180 países en base a 24
indicadores, sobre diez categorías de problemas ambientales.
El desempeño ambiental de Suiza en 2018 fue de
87.42 puntos, mientras que la puntuación de la Biodiversidad y Hábitat de su
territorio fue de 84.20[xiv],
siendo el mejor promedio de la lista. Asimismo, en el Índice de libertad
económica desarrollado por la Heritage Foundation[xv],
Suiza también aparece como el cuarto país entre las economías más
"libres" del mundo[xvi],
siendo la primera de su región. Otro ejemplo podría ser Nueva Zelanda, la cual
obtuvo casi 76 puntos en su evaluación de desempeño medioambiental, siendo la
mejor puntuación de su región y la tercera economía más libre del ranking de la
Heritage Foundation. "¿Y qué tal Suecia?", de donde proviene Greta,
podría preguntarse el lector. Suecia aparece como el quinto país con mejor
puntaje en su desempeño medioambiental, sobrepasando los 80 puntos, a la vez
que aparece entre las veinte economías más "libres" del mundo, siendo
la tercera en su región, solo por debajo de Dinamarca e Islandia, las cuales, a
su vez, obtienen el tercer y onceavo lugar entre los países con mejor desempeño
medioambiental, respectivamente, y se encuentran entre las economías más
abiertas del mundo.
Sin embargo, este no es el caso de economías
mayormente intervencionistas, ya que estos datos revelan a su vez que, a medida
en que baja la apertura económica de los países en la lista, también lo hace su
puntaje ambiental: tomemos el ejemplo de Bolivia, donde luego del mandato de
trece años del presidente narcoterrorista Evo Morales, quedó situada en el
puesto 173 de la lista respecto a su libertad económica, pero posicionándose en
el puesto 92 en cuanto a su calidad ambiental, con un desempeño de tan solo 56
puntos sobre 100. Aquí vemos una disociación entre el discurso ambientalista
del expresidente boliviano con la realidad ambiental de dicho país.
India, por ejemplo, se coloca en el puesto 130
de libertades económicas de dicho estudio, siendo uno de los países más
contaminantes del mundo (177 de 180 países estudiados). Un caso más extremo es
el de Bangladesh, uno de los lugares más contaminados del mundo, posicionándose
en el puesto 179 de desempeño ambiental -solo por encima de Burundi-, que ocupa
el puesto 128 de libertades económicas.
De los diez países con mejor puntaje
ambiental, siete se posicionan entre las veinte economías más abiertas. Al
mismo tiempo, de los diez países con peores desempeños ambientales, cuatro se
encuentran entre las veinte economías más intervenidas del mundo -sin
mencionar-, que ningún país del primer grupo se inserta entre los peores
desempeños ambientales, como ninguno de economía estatizada mantiene un buen
desempeño ambiental. Esto revela una correlación que no queda circunscripta
únicamente a las economías más desarrolladas, pues, nada nuevo descubrimos si
nos remontamos a la conclusión de Adam Smith: los países que comercian se
enriquecen. Sí, pero además, sus economías -independientemente de que se traten
de economías industrializadas o no- se hacen de las innovaciones tecnológicas
que han producido los países desarrollados anteriormente. Por ejemplo, en
Estados Unidos se comenzó a utilizar gasolina sin plomo en 1975, mientras que
China y La India comenzaron a emplearla sino hasta 1997, mientras solo tenían
el 13% de la riqueza de Estados Unidos, cuando este país comenzó a utilizarla.
El uso de depuradores, filtros y procesos más
inteligentes redujeron notablemente las emisiones de sustancias nocivas. La
Unión Europea, entre 1990 y 2017, observó una reducción de sus contaminantes
atmosféricos más importantes. Un 90% en las emisiones de óxido de azufre, junto
con 71% en emisiones de compuestos orgánicos volátiles, 58% en las emisiones de
óxido de nitrógeno, y una reducción de casi 50% en las emisiones mariales
particulados[xvii],
además de una reducción del 22% en las emisiones de gases de efecto invernadero
durante el mismo periodo.[xviii]
Entre 1970 y 2013, Gran Bretaña ha reducido la
emisión de "compuestos orgánicos volátiles [...] en 60%; los óxidos de
nitrógeno, en 62%; el material particulado, en un promedio de 77%, y el dióxido
de azufre, en 94%"[xix].
De hecho, la concentración de dióxido de azufre y humo en el aire de Londres
aumentó desde fines del siglo XVI durante trescientos años, pero luego
"cayó casi de la noche a la mañana", tal como lo resume Johan
Norberg.[xx]
Asimismo, las emisiones de dióxido de carbono
de los países desarrollados descienden gradualmente: "Los Estados Unidos,
Gran Bretaña y la Unión Europea han reducido sus emisiones totales de dióxido
de carbono desde el año 2000".[xxi]
A pesar de que las emisiones totales de Reino Unido habían aumentado
progresivamente desde comienzos de la década de 1960, hasta mediados del
siguiente siglo, desde este periodo se produjo un proceso de inflexión, en el
cual las mismas han ido en descenso hasta posicionarse casi en la mitad de lo
que eran sus niveles iniciales de 1960.
Algo análogo ocurrió con otras economías desarrolladas, como la de
Alemania, que ha reducido sus emisiones de dióxido de carbono de forma
ininterrumpida desde la década de 1990, al igual que Suiza, durante el mismo
periodo.[xxii]
Entre 1990 y 2010, se estima que las emisiones antropogénicas totales de los
Estados Unidos se han reducido en 60%[xxiii].
Sin embargo, en este sentido, la situación resulta un poco más compleja, dado
que la reducción de emisiones de dióxido de carbono no comienza hasta llegado
un punto de desarrollo más avanzado.
Las cifras de exposición a materiales
particulados en 2017 demuestran un promedio de calidad de aire superior en
países con economías más abiertas al mercado. Así, mientras que la exposición a
estas partículas en Suiza, Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Irlanda y
Suecia no superan, en ningún caso, un promedio del 10%, en China es del 53%, en
lugares como Bangladesh, del 61%, en Nigeria y Camerún, supera el 72%, y en
India y Níger, el 91 y 94%[xxiv],
respectivamente. Las estimaciones denotan que, en promedio, los habitantes de
países menos desarrollados, sufren niveles de PM[xxv]
cuatro o cinco veces más altos que en países desarrollados.
El Índice europeo de calidad del aire
elaborado por la European Environment Agency es un análisis basado en las
mediciones de hasta cinco contaminantes clave, respaldados por datos modelados,
que demuestra las notables diferencias entre la calidad de aire en la zona
occidental de Europa, y su parte oriental, a casi treinta años de la caída del
régimen comunista. En este sentido, mientras casi la totalidad de ciudades de
Suiza, Alemania, Holanda, Francia, España, Portugal y Bélgica destacan por su
buen desempeño, las ciudades de Serbia, Bosnia, Bulgaria, Hungría, República
Checa, entre otras naciones que lograron su independencia durante la caída del
régimen soviético, oscilan entre un paupérrimo y extremadamente mal desempeño.[xxvi]
Esto se debe a que el
establecimiento de una obligación legal no crea ipso facto las condiciones
materiales para que cada sujeto alcanzado por la misma, se encuentre en
condiciones de cumplirla. Los países que más protegen su medio ambiente son, a
su vez, los que se advienen a una economía abierta de mercado. Pero las
legislaciones coercitivas que muchas veces se incentivan hacia la población a
través de tendenciosas "buenas intenciones", no son más que trabas
artificiales al propio proceso de mercado, que las más de las veces derivan en
males inesperados, como la creación de oligopolios, favoreciendo marcadamente a
un sector del mercado. Pero, además, embrolla a los sectores más bajos que se
hacían de ese método para llevar adelante sus actividades. En todo caso, sólo
resulta efectivo para la parte que resulta beneficiada por esa legislación, que
de ahora en más mantendrá cautivo a un sector del mercado coercitivamente.
Aunque podría parecer -prima facie- que
estos son, de hecho, "logros de las legislaciones ambientales", de
hecho, no lo son realmente:
De los resultados colectivos de los deseos humanos, han sido
más valiosos para el desenvolvimiento social los deseos que fomentaron la
actividad privada y la cooperación espontánea que los impulsaron a obrar por
medio de la intervención gubernamental [...] Los gobiernos han perturbado y
entorpecido contantemente [...] [el] crecimiento, no favoreciéndolo nunca [...]
No es al Estado a quien se debe la multitud de inventos útilies [...] No ha
sido el Estado el autor de los descubrimientos en física, química, etcétera,
que sirven de guía a los fabricantes modernos; como tampoco ideó las máquinas
para fabricar objetos de todas las clases, para transportar a los hombres y a
las cosas de un lugar a otro y para aumentar de mil modos nuestro bienestar
[...] Prívese al mecanismo político de estas ayudas que le [ha] prestado la
ciencia [...] déjeselo solo con lo que han inventado los funcionarios del
Estado, y su vida cesará pronto.[xxvii]
A modo de conclusión, las economías
más intervencionistas o centralizadas no son sinónimo de buen desempeño
ambiental, ni mucho menos, ya que como fuera dicho, de los diez países con
mejor puntaje ambiental, siete se posicionan entre las veinte economías más
abiertas. Mientras que, de los diez países con peores desempeños ambientales,
cuatro se encuentran entre las veinte economías más intervenidas del mundo.
El desarrollo de la economía de mercado no
resulta, bajo ningún concepto, antítesis de un buen desempeño ambiental. El
desarrollo de depuradores, filtros y procesos más inteligentes han contribuido
de forma notable en la reducción de emisiones de sustancias nocivas, al tiempo
que las economías en desarrollo los adquirieron de las economías más
desarrolladas. Por otro lado, los militantes ecologistas no son los únicos que
abogan por más restricciones al proceso de mercado[xxviii],
ya que estos se ven acompañados por el corporativismo verde que, desde la
persecución de otros objetivos -su propio beneficio-, constituye un mismo
camino perjudicial a seguir, embanderado en un falaz ambientalismo
mercantilista.
Twitter:
@IgnacioVossler
Instagram: ignacio_vossler
[i] Así la denominó el diario Clarín, en una nota publicada en
su sitio web, el día 20 de septiembre de 2019. Ver: https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/greta-thunberg-adolescente-fundo-revolucion-verde-cartel_0_nW5mFxIZ.html
[ii] https://www.thetimes.co.uk/article/greta-thunberg-and-the-plot-to-forge-a-climate-warrior-9blhz9mjv
[iii] Diario Hispanidad, ver en
https://www.hispanidad.com/confidencial/la-farsa-de-greta-thumberg-la-activista-climatica-esta-patrocinada-por-empresas-energeticas-con-intereses-en-renovables_12012302_102.html
[iv] Ver Linkedin en: https://www.linkedin.com/in/rentzhog/
[v] Lo que finalmente, el Jefe de Estado estadounidense cumplió:
"Para cumplir mi solemne deber de proteger a EE.UU. y sus ciudadanos,
Estados Unidos se retirará del acuerdo climático de París", señaló Trump
desde los jardines de la Casa Blanca. Ver en
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-40124921
[vi] Ver el reporte financiero de European Climate Foundation en
https://europeanclimate.org/funding-grantmaking/
[vii] https://www.elconfidencial.com/empresas/2019-12-06/vinculo-greta-thunberg-lobbies-financieros-internacionales-656_2367291/
[viii] https://www.blendedfinance.earth/
[ix] Ver
https://fundacionlibre.org.ar/2019/11/08/derechos-de-propiedad-el-escarmiento-del-proyecto-ecologista-por-ignacio-vossler/
[x] Ver socios de Blended Finance Taskforce en
https://www.blendedfinance.earth/members-partners
[xi] Thoreau, H. D. "Sobre la desobediencia civil" (2014); Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. Ed: Diada. p. 80
[xii] Martín Hary proviene de una familia de arquitectos, productores
agropecuarios y escritores. Sus incursiones en el género literario comienzan en
2009 con "Las coordenadas del Aleph", un ensayo sobre antropología
cultural y en el 2010 con un ensayo de sociología política argentina que se
tituló "La República que perdimos". En el año 2013 publicó
"Climagate: Secretos de la naturaleza versus relato ecologista para consumo
urbano".
[xiii] Hary, M. "Climagate" (2013); Buenos Aires. Ed: Maihuensh.
p.36
[xiv] https://epi.envirocenter.yale.edu/2018/report/category/hlt
[xv] El Índice de la Heritage Foundation evalúa a 180 países en cuatro
amplias áreas de política que afectan la libertad económica: el estado de
derecho; tamaño del gobierno; eficiencia regulatoria; y mercados abiertos. Hay
12 categorías específicas: derechos de propiedad, efectividad judicial,
integridad gubernamental, carga fiscal, gasto gubernamental, salud fiscal,
libertad comercial, libertad laboral, libertad monetaria, libertad comercial,
libertad de inversión y libertad financiera. Los puntajes en estas categorías
se promedian para crear un puntaje general:
https://www.heritage.org/index/pdf/2018/book/index_2018.pdf
[xvi] Entendemos de aquí en adelante las referencias a "economías más
libres" y/o "abiertas al mercado" como los países que encabezan
la lista de la Heritage Foundation. De la misma manera, no pretendemos decir,
bajo ningún sentido, economías realmente "libres" (ya que cada uno de
los países aquí estudiados tienen diversas formas de intervención respecto a su
economía, al igual que oligopolios privados en distintas ramas del mercado, que
fungen como trabas a un verdadero "libre mercado") sino las que menos
regulaciones mantienen, o más se asemejan a este ideal.
[xvii] Ver inventario de emisiones en https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/Air_pollution_statistics_-_emission_inventories
[xviii]
https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=Greenhouse_gas_emission_statistics
[xix] Norberg, J. "Grandes avances de la Humanidad" (2016); Buenos
Aires. Ed.: El Ateneo. Traductora: Ana Bello. pp. 157
[xxiv] https://www.stateofglobalair.org/air
[xxv] Se entiende por PM a materiales particulados que constituyen una
mezcla de partículas líquidas y sólidas, de sustancias orgánicas e inorgánicas,
que se encuentran en suspensión en el aire, y que son perjudiciales para la
salud.
[xxvi] Ver índice en https://airindex.eea.europa.eu/#
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