Exploración espacial: ¿Despilfarro de dinero? – Por Ignacio Joaquin Recondo.

El día 15 de noviembre del 2020 se llevó a cabo el lanzamiento histórico de la nave espacial tripulada Crew Dragon, misión denominada Crew-1, con objetivo de llegar a la Estación Espacial Internacional y que ha sido elaborada por la NASA y SpaceX. Sin duda, un gran avance de la ciencia que permitirá la realización de cada vez más vuelos tripulados a la EEI (Estación Espacial Internacional) y también significaría más facilidad y menos costos para los programas de tripulación comercial y cada vez más investigación y estudios para llevar a cabo en la estación espacial. Esto implicaría buenas expectativas en el desarrollo tecnológico, y no solo favorables a las empresas de Elon Musk, sino grandes expectativas a futuro en la comunidad empresarial alrededor del mundo vinculadas con la tecnología de forma directa e indirectamente. 

A pesar de todo, mucha gente inocentemente se pregunta “¿para qué?” “¿por qué es tan importante enviar una nave con forma de lavarropa al espacio, de qué sirve?”. Quizás desde un punto de vista relativamente lógico pueda llegar a resultarnos un tanto inútil el hecho de que se invierta grandes sumas de dinero en investigación y ciencia, especialmente en la exploración espacial, mientras que en nuestro planeta tierra nos olvidamos que todavía hay gente sin posibilidad de acceder a un plato de comida o una vivienda digna. El ser humano se empeña por gastar fortuna en explorar el espacio y buscar vida en otros planetas, pero nos olvidamos que en el nuestro hay vida humana que todavía sigue en condiciones desfavorables. Son realidades inmersas en la miseria, abunda el desempleo y la pobreza en muchos países, y todo esto es totalmente cierto, pero esta realidad no se acabaría simplemente distribuyendo la riqueza, incluso para distribuirla primero debe ser “creada” y acrecentada. Todo lo existente tiene un punto inicial, tiene primeras causas como todo, luego se desarrolla, y la riqueza alrededor del mundo no puede ser creada sin la ayuda de la ciencia y la innovación. La ciencia se encuentra en aquello que parece ser insignificante o no, pero siempre está allí, aunque no parezca. La ciencia y el conocimiento es como una pared de ladrillos en construcción y sin límites, construimos sobre esa pared de ladrillos que previamente ya ha sido construida aportando conocimiento, el cual nos ayuda a construir aún más alto y haber aportado, aunque sea, un par de ladrillos más para que el próximo que construya sobre nuestra base lo haga aún más alto, ¿puede caerse lo que construimos? Esa es la idea también, percatarse del error, siempre teniendo un sentido de prudencia. Todo aporte de la ciencia es innovación y es para seguir construyendo conocimiento y seguir innovando (pero no todo lo que construye la ciencia es necesariamente bueno). Los conocimientos científicos siempre derivan en otros conocimientos científicos, y es una cadena de nunca acabar. 

El presupuesto de los diferentes Estados que se destinan al desarrollo de las actividades científicas nos puede parecer demasiado (centrándonos en la exploración espacial), pero es más bajo de lo que creemos, con respecto al presupuesto en términos porcentuales de todo el gasto público.

En EEUU este último año 2020 el presidente Donald Trump ha logrado aumentar la inversión en las misiones espaciales, tras firmar con un presupuesto para la NASA en 2021 que sería de 25 mil millones de dólares, parece ser una interesante cifra, pero con relación al presupuesto de EEUU llega con suerte al 0,53%. Aunque es más alto que los años anteriores, hay que tener en cuenta que es el país que más destina a este tipo de programas. En cuanto a la Unión Europea tan solo destinaba el 0,03% de todo su presupuesto, especialmente a la ESA (European Space Agency) aunque en estos últimos años aumentó por nuevos proyectos. En Argentina en 2016 se ha destinado a la CONAE 1863 millones de pesos (180 millones de dólares a valor de ese año) no se llega ni al 0,8% de lo que se destina a la NASA. 

Observando estas cifras, después de todo, el presupuesto que se destina no es demasiado. La investigación espacial tiene muchísimas utilidades, es un abanico enorme, no es solo el capricho de querer conocer lo que está fuera de nuestra tierra. Remontándonos a las preguntas iniciales “¿para qué sirve?” podemos afirmar que la exploración ha sido la base fundamental para el desarrollo e investigación de nuevas tecnologías, ya sea de forma directa o indirecta, todo se encuentra conectado. Básicamente mucho de lo que nos rodea tiene su origen en el desarrollo de la exploración espacial, nuestro celular y computadora, por ejemplo. Estos últimos han sido producto del avance en la electrónica que se llevó a cabo para conducir la misión del viaje a la luna en 1969, sin el programa apolo 11 no se habría popularizado tanto el uso e investigación de la electrónica y probablemente se hubiese demorado mucho más la creación de las primeras computadoras, además no tendrían sentido sin los lanzamientos de los satélites al espacio para brindarnos conexión. Cabe mencionar que hoy en día la computación ha ayudado enormemente a la economía, la ha conducido a ser más productiva y se han logrado grandes inversiones respecto a esta, y más inversiones se traduce en menor desempleo, y menor desempleo en menos hambre. También es necesario hacer mención a la tecnología de la resonancia magnética, que gracias a todos los estudios llevados a cabo durante la carrera espacial pudimos adentrarnos en el campo de la medicina y le ha salvado la vida a mucha gente. Incluso, la exploración espacial ha logrado encontrar recursos en otros cuerpos celestes que son escasos en la tierra, a esto se lo conoce como “minería espacial” que es generalmente con asteroides, y se busca aprovechar esos recursos para la fabricación de productos imprescindibles en la tierra, esto lograría mayor innovación, producción, crecimiento económico y más empleo, por ende, menos hambre y mayor bienestar común, pero lamentablemente el presupuesto espacial no es suficiente para poder explotar todo. 

Existe un inmenso océano de utilidades que derivan del avance científico en cuanto a la exploración espacial, cosas que las vemos habitualmente y desconocemos por completo el conocimiento, la investigación, el estudio y la exploración que ha llevado a que se produzca aquello que estamos viendo. Los termómetros infrarrojos, las celdas solares, materiales a prueba de incendio, la luz led, los nanos materiales, las cámaras integradas a los celulares, y una gran cantidad de cosas más. Si escribimos una lista de las cosas que se produjeron directa o indirectamente del conocimiento espacial nos llevaría varios libros, sin contar de los beneficios económicos que se han obtenido. El ser humano por naturaleza es explorador y curioso, y eso conduce a lugares increíbles, desde Cristobal Colón descubriendo América y llevando la civilización al continente, hasta el hombre pisando la luna, y miles de hechos más. Es lo que hace grande a la especie humana. Quizás para mucha gente no se perciba una practicidad a corto plazo, pero realmente su desarrollo significa mucho. 

Argentina destina uno de los menores presupuestos en este aspecto, aunque es cierto que se encuentra en una situación crítica con las cuentas fiscales. Sin embargo, se despilfarra grandes sumas de dinero en políticas de género. Los viajes espaciales o cualquier otro tipo de investigación y desarrollo parecido podrían lograr que Argentina vuelva a ser próspera. Se debe apostar a la innovación. Aquellos países que más destinan a la innovación son los más desarrollados en materia económica. Una vez acomodadas las políticas fiscales y monetarias de la Argentina, se tendrá que incrementar sustancialmente la inversión en ciencia. De esta forma, haremos a Argentina grande de nuevo. 

Recondo, Ignacio Joaquin, estudiante de Mercado de Capitales.