Cambiemos el cinismo.

El día 26/07/2018, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, se realizó una actividad en torno al debate sobre la legalización del aborto. La denominada “Jornada: Interrupción Voluntaria del Embarazo” organizada por Jóvenes Cambiemos y Propuesta Universitaria contaba con las ponencias de la Ab. María Moscoso (representando el sector pro-vida) y la Lic. Mariana Carbajal (representando el sector pro-aborto). Además del enriquecedor debate que se daría entre ambas disertantes, se estipulaba que la senadora Rodriguez Machado y el senador Ernesto Martínez expusieran sus posturas desde la realidad legislativa que transita el proyecto de IVE. La presencia de ambos parlamentarios fue una importante carta de invitación para que muchos se hicieran presentes con el fin de poder dialogar en forma directa con ellos. El rol del diálogo es crucial en este momento ya que cada senador tiene en sus manos el poder de eliminar el derecho fundamental de millones de futuras personas, el de la Vida. De ahí es que hubiera sido sensato que ambos congresales se abriesen a responder las preguntas del público antes que dar un monólogo preparado que no les implique un riesgo a sus carreras políticas.

Es prudente comenzar aclarando que un miembro electo para cumplir una función parlamentaria es en primer orden un mandatario, es decir, es una persona que acepta cumplir ciertos actos en representación de la voluntad de otra (mandante). En esto sentido no ha habido una sola encuesta en Córdoba que haya sido favorable a legalizar el aborto y aun así, ambos senadores se muestran favorables a regular una aberrante práctica que aniquila una vida inocente. El silencio profundo que exhiben los parlamentarios ante las múltiples manifestaciones pro-vida en una provincia que es mayoritariamente contraria al aborto sirve para alimentar la crisis de representatividad que atraviesa nuestra sociedad. Ambos deberían responder cualquier interrogante que surja por parte de la población a la que representan ya que no son más que un nexo entre la voluntad general del pueblo y el poder coercitivo del Estado. La soberbia con la que expusieron sin permitir al público presente hacer algún cuestionamiento a quienes con sus impuestos les pagan la vida cómoda que llevan dio muestra, no sólo de su prepotencia típica de un funcionario público, sino de la cobardía de tener que fundamentar sus votos contrarios a lo que desea el votante que los colocó en el Congreso.

A pesar de todo, como hombre de Fe que me considero,  tengo esperanza de que alguien me ayude a viralizar este mensaje para que ambos parlamentarios puedan responder algunas inquietudes que me han quedado. Creo firmemente que ante semejante presión tributaria que padecemos y los múltiples casos de inoperancia que presenta el actual gobierno, lo mínimo que pueden hacer sus representantes es escuchar y considerar lo que diga cualquier ciudadano que mantiene con su trabajo al Estado.

Por ello, ante la expresión de la senadora Rodriguez Machado que dijo “el aborto es cuestión de salud pública”, quisiera que ella me responda: ¿Cómo puede decir que es una cuestión de “salud” una práctica en la que dos vidas ingresan a un hospital y una se vuelve caminando a su casa mientras la otra termina en una bolsa de residuos patógenos? ¿Es acaso un sistema de salud aquel en el que un mero deseo sirve para desconocer la existencia objetiva de otro ser humano? ¿Piensa que el derecho a la vida puede ceder ante la voluntad de un tercero?

El discurso más cínico sin embargo provino del senador Martínez. Él comenzó quejándose de las presiones de la Iglesia Católica cual niño se siente ofendido porque una maestra le hizo un llamado de atención. Ante semejante infantilismo propio de alguien que es débil moralmente le pregunto: Ya que desea un dogma democrático limpio y puro como el que soñaba Rousseau, donde nadie intervenga ni presione en la decisiones de un tercero, ¿qué tiene para decir respecto a Planned Parenthood, importante financista de muchas de las agrupaciones de izquierda que generan caos en la sociedad para imponer su pensamiento? Sumado a eso, el propio senador dijo expresamente “Yo reconozco que hay dos vidas, eso no está en discusión”, ante eso sólo me queda preguntarle (y esperar algún día que dé una respuesta a la altura del cargo que ocupa): ¿Se puede ser tan cínico y canalla de hacer perecer una vida inocente en forma impune por la simple voluntad de otra persona?

Espero que ambos senadores recapaciten sobre las falacias que hay en sus discursos. Son muchas las preguntas que la parte sana de la sociedad quisiera hacerles ante un momento tan crítico para el futuro del país. Simplemente he dejado asentado lo que a título personal les hubiera preguntado si la senadora Rodríguez Machado y el senador Martínez, supuestos defensores de la democracia y el diálogo, no se hubieran ido sin dar oportunidad alguna a que los presentes confrontemos con quienes son, en definitiva, empleados nuestros.