Sin autoridad familiar sólo hay obediencia estatal


Autor: Horacio Giusto Vaudagna

I.- Estructura Nueva, Marxismo viejo.
La “Guía para docentes y administrativos”[i] dependientes de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) pone en manifiesto, dentro del territorio local, un fenómeno que se viene dando a nivel internacional. El mismo consiste en el adoctrinamiento ideológico mediante el aparato estatal. La cartilla presentada intenta avanzar con la agenda de género, tal como se expresa en su portal web: “La heteronormatividad promueve la división entre varones y mujeres como algo natural, universal y necesario, construyendo lo masculino y lo femenino como una expresión de lo biológico. Pero en el contexto actual sabemos que siempre existieron personas con una construcción subjetiva diferente, que han sufrido estigmatización, persecución, violencia y muerte. Sus luchas han generado el reconocimiento de derechos que hoy existe y que es indispensable conocer y abordar en la escuela”. 

Dicho avance no sólo refuerza la Ley de Identidad de Género[ii] trasladando sus postulados al ámbito educativo de nivel inicial, sino que permite a cada infante exigir al establecimiento educativo que sea nombrado por su simple autopercepción, que incluye además el acordar y posibilitar que las personas accedan a los baños de la escuela, a las clases de educación física, como así también uso de uniforme escolar, entre otros (en caso de que se mantenga la división por género) de acuerdo a su identidad autopercibida.

Si bien existen grandes exponentes sobre el avasallamiento que hay sobre la libertad respecto a la injerencia estatal y la Ideología de Género[iii], prudente sería abordar un tema que quizás esté pasando desapercibido. Constantemente se escucha decir “CON MIS HIJOS NO TE METAS”, pero rara vez hay una actitud introspectiva respecto a cuál es la razón de ser de dicho lema. Ciertamente, entre varias aristas que aparecen, la patria potestad es por lejos la mayor vulneración que promueve el aparato coercitivo del Estado.
No en vano Engels consideró que la Familia, en el sentido occidental (monogámica, exogámica, privatista e indisoluble), era el principal pilar de una estructura que repelía toda expresión de comunismo[iv]. En tal noción de Familia subyace un concepto por demás combatido tanto por el marxismo clásico como por los pensadores posmodernos de la izquierda contemporánea: “La Autoridad”. En tal sentido, la tradición occidental remite a la legitimación de la autoridad paternal; Dicha idea de autoridad implica un respeto particular de la vida, del matrimonio, de los bienes terrenos y de la palabra por parte de los hijos hacia los padres, tal como manifiesta el Catecismo de la Iglesia Católica.
II.- Familia: Educación para vivir en libertad.
Uno de los fundamentos (aunque no el único) de la sociedad conyugal a la que acceden libremente el hombre y la mujer responde a un bien mayor sobre su descendencia. Ordenar la familia en función del cuidado y educación de su procreación implica la responsabilidad fundamental de otorgar una recta senda para que sus hijos accedan a la verdad. Sea uno creyente o ateo, si goza de cierto grado de racionalidad sabrá que hay realidades de las cuales uno no puede escapar; la identidad de la persona es una de ellas. Piénsese que un padre podría llamar a los órganos genitales femeninos de diversas maneras, conforme dicte la prudencia del progenitor; ahora bien, aunque se cambie el significante, y aun si el adulto maliciosamente dijera que entre niños y niñas no hay diferencias biológicas porque “todo es una construcción social”, la realidad impactaría de lleno cuando una menor viera cómo su cuerpo cambia dando lugar a la primera menstruación.
Resulta curioso cómo los sectores progresistas bregan por el relativismo de la verdad, aduciendo que cada individuo tiene su propia noción de lo que es Bueno, Bello y Cierto. Si así fuera el caso, si realmente no hubiera un parámetro objetivo para estudiar la realidad, no se entiende el por qué dichos espectros políticos intentan implantar un único paradigma en la mente de los niños. La búsqueda de la verdad es una prerrogativa legítima en todo ser humano y la historia demostró cuán peligroso se vuelve que el Estado se arrogue facultades que le exceden al imponer una única visión del mundo. Si es la Familia el principal núcleo legitimado para educar en la verdad al hijo, lo que realiza cualquier organismo centralizado de la educación pública es simplemente un avasallamiento al individuo y su descendencia.
En las primeras etapas de sociabilización de un niño se insertan algunos conceptos que lo acompañaran de por vida. Por ello es que ciertos valores son impregnados a corta edad para que en su adultez no presente conductas patológicas para sí o para terceros. Dos ejemplos basta para que se entienda lo antes dicho; por un lado se le muestra al niño que no siempre va a ganar en toda competencia, ya que la vida misma no nos garantiza un éxito pero si hay más posibilidad del mismo a mayor esfuerzo; también se le muestra al adolescente que la autopercepción puede ser una enfermedad de riesgo, tal como sucede con trastornos alimenticios, por lo que debe confiar en el sano criterio de su familia para poder afrontar tal hecho. Ante esto, las disposiciones de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) que permiten a cada infante nombrarse a sí mismo como desee desconociendo la autoridad paternal, e incluso la legal ya que ni siquiera requiere inscripción alguna en el Registro Civil, permiten anticiparse a un futuro plagado por jóvenes con cero sujeción al orden. Una generación que haga de cada deseo una prerrogativa exigible a terceros profundiza la debacle de aquellos que creyeron que donde hay una necesidad nace un derecho. La generalidad de educadores en Córdoba es un fiel reflejo de un sistema educativo nacional que está paulatinamente generando mentes incapaces de tolerar la frustración propia que implica vivir. Muchas veces las persona desean algo que no pueden conseguir, sea por no alcanzar los requisitos exigidos o por simples limitaciones naturales. Nada impide que voluntariamente haya personas dispuestas a conceder ciertos tratos favorables, pero cabría preguntarse cuál es el fundamente por el que el Estado interviene algo tan íntimo como la educación familiar.
III.- Verdad y libertad
La verdad os hará libre” es un concepto que aplica no sólo a la vida trascendental, sino a lo terrenal. Con analizar el Dilema del Prisionero uno descubre que a mayor información de la realidad, más libre se es para tomar decisiones; así mismo, y tal como fuera receptado por la tradición jurídica de la Nación, un acto que se encuentra viciado por el error no ha de considerarse como “libre” por parte del agente. La idea de permitir a un niño en pleno desarrollo de su psiquis que se auto-adjudique un género sin haber alcanzado aún cierto nivel madurativo es riesgoso[v]; lejos de otorgar libertad al menor se lo está volviendo esclavo de meros caprichos ideológicos.
La comunidad política no debiera interferir en el pleno desarrollo familiar, siendo que la sociedad no puede subsistir sin Familia (aunque claras muestras hay que se puede tener una existencia mejor sin la casta parasitaria de la clase política). El Estado es por definición enemigo de la libertad, ya que su mera existencia presupone el pago forzado de tributos para la subsistencia. Por ello es que, para legitimarse a sí mismo y asegurarse continuidad en el tiempo, el aparato estatal constantemente buscará ampliar sus funciones en desmedro de prerrogativas básicas, tales como:
  • La libertad de fundar un hogar conforme a las convicciones morales propias.
  • Intromisión legal para regular acciones familiares propias del ámbito privado y religioso.
  • Libertad para transmitir la Fe a los hijos.
  • Libre iniciativa empresarial y propiedad privada de la Familia.
  • Libertad de asociación entre familias y comunidades no dependientes del Estado.

Toda institución se proclama sobre una serie de valores fundantes. La institución educativa en manos del Estado se ha vuelto un aparato que sólo intenta mantener dócil a las futuras generaciones al alienarlas de la realidad. Sólo depende de la autoridad familiar contrarrestar el atropello estatal para llevar a sus hijos por un justo camino de verdad y así formar individuos responsables que, con el tiempo, comprendan que todo acto de libertad implica la asunción de la responsabilidad. No asumir la responsabilidad como padre y permitir que terceros eduquen en el error a los propios hijos es sumamente grave, no sólo para el futuro del niño, sino para la comunidad entera que deberá padecer a gente que considera válida cualquier exigencia caprichosa.





[i]Nueva Cartilla: Respeto a la identidad de género de niñas, niños y adolescentes; Publicado el : 20-05-2019 y visto en: http://www.uepc.org.ar/noticia/1877-nueva-cartilla-respeto-a-la-identidad-de-genero-de-ninas-ninos-y-adolescentes
[ii] Acerca de la “Ley de Identidad de Género” – Por Horacio Giusto Vaudagna; visto en: https://fundacionlibre.org.ar/2017/11/30/acerca-de-la-ley-de-identidad-de-genero-por-horacio-giusto-vaudagna/
[iii] Jordan Peterson y la batalla de los pronombres; visto en: https://www.actuall.com/criterio/familia/jordan-peterson-la-batalla-los-pronombres/
[iv] Engels, F. El origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado - Archivo Marx-Engels de la Sección en Español del Marxists Internet Archive.
[v] La ideología de género, un perjuicio para los niños; visto en: https://es.aleteia.org/2018/03/01/la-ideologia-de-genero-un-perjuicio-para-los-ninos/

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