Análisis de "Joker"

Autor: Horacio Giusto

Para quienes admiran la línea editorial “DC Cómics”, la reciente película “Joker” ha estado a la altura de la circunstancias. Ciertamente sobran elementos para analizar, que van desde las múltiples referencias al “universo DC” hasta los mensajes que subyacen en cada escena.
En este punto, para quien suscribe el presente artículo, hay una escena muy particular sobre la que uno debería detenerse para descubrir que dicho film es algo más que una obra de ficción. Por un instante debería entenderse que todas las producciones que giran en los inicios del famoso superhéroe implican una suerte de nueva mitología, tal como expusiera Carl Jung en su momento, la cual representa un valor simbólico de la cultura en que está inmerso. Así es que en las historietas del héroe de Ciudad Gótica, uno puede encontrar a los principales enemigos de una sociedad que aspira a florecer pero se encuentra bajo constantes amenazas por personajes tales como: el sindicalismo mafioso del “Pingüino”; el ecologismo de “Hiedra Venenosa”; el feminismo de “Gatúbela”; el racionalismo del “Acertijo”; el cientificismo antropocéntrico del “Señor Frío”; el terrorismo de “Bane” y el anarquismo del “Guasón”. Todos ellos son enfrentados por un hombre blanco y heterosexual que siendo filántropo caritativo y capitalista, sin depender del Estado, utiliza sus recursos para enfrentar el crimen desde el anonimato de su persona.
Comprendiendo el valor simbólico que se atribuye a cada personaje, existe en la película un reflejo contundente del presente tiempo. Muchos notarán un mensaje que gira en torno a ser una víctima de la sociedad que justifique la barbarie (no es casual que la Izquierda se refiera a esta película como “La historia de un pobre tipo que se convierte en uno de los antihéroes más odiados y queridos por el público”); pero existe una escena de diálogo sublime que expone lo que sucede cuando se pone en práctica la filosofía posmoderna del subjetivismo. Durante una escena, el protagonista dice “la comedia es subjetiva, el sistema que tanto sabe, siempre decide lo que está bien o mal, del mismo modo que decide lo que es gracioso o no…”; así como su némesis refleja una moral objetiva e inquebrantable, esa frase explica lo que sucederá cuando las ideas morales se depositen en la mera individualidad en descreimiento de cualquier fuente externa a las mismas.
Constantemente se esgrimen argumentos en contra del conservador, el paleo-libertario y el reaccionario; la realidad es que una sociedad que tolere cualquier expresión de voluntad bajo pretexto de la libertad, finalmente se reducirá a las más ruines cenizas del olvido. El respeto a la Vida, la Libertad y la Propiedad peligra cuando aparece un ser iluminado, tal como  Maximilien Robespierre, que impone una idea de libre expresión que desestime aquellas instituciones que permitieron la paz y el desarrollo durante siglos. La película “Joker” refleja ese triste final en el que cada uno decide ejercer su libertad en base a criterios subjetivos, volviendo a los demás esclavos de un caos impuesto por el más fuerte. La moral y lo objetivamente correcto no dependen del alea circunstancial del agente, razón por la cual, por más desfavorecido que se encuentre una persona, siempre será reprochable el quebrantamiento a las normas deontológicas del “No Matarás”, “No Violarás”, “No Robarás” y “No Mentirás”.
Por lo expuesto es de considerar que “Joker” es una excelente película que puede ser disfrutada desde la pasión por los cómics y el cine; pero también es válido analizar lo que sucede cuando una persona llega a los medios de comunicación con el discurso “esos son tus valores, yo tengo los míos y todos son igualmente respetables”.

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