Para
seguir, un hombre no puede ser feminista según esta página. Eso no es lo que
hace ruido sino el motivo: “Que un hombre llegara a ser feminista implicaría por
propia ontología que el feminismo habría ejercido sobre la sociedad toda su
capacidad transformadora y, por tanto y una vez lograda, establecida y
mantenida la igualdad, el feminismo ya no tendría objeto, y serlo tampoco ni
para hombres ni para mujeres” (3). Otra cosa que agrega esta página es que un hombre que se
cree mujer, no es mujer y tampoco puede ser feminista. A su vez, le dicen
Mónica a un hombre que se llama Juan, y defienden sus derechos y que el Estado y
la sociedad lo deben reconocer como Mónica. Es una contradicción evidente la de
este sector feminista.
Oportuno
es entonces distinguir las diferentes olas del feminismo que llevaron al movimiento
a este punto. El feminismo comienza a aparecer en el siglo XVIII, esta es la primera
ola, la del feminismo liberal. En esta corriente las mujeres comienzan a pedir
la misma educación que los hombres, es decir, igualdad ante la ley y en general
derechos civiles. Se manifiestan de modo que se vea lo excluida socialmente que
estaba la mujer en ese momento. Comienza a hacerse notar también la “guerra de
sexos”. Todo esto, con el objetivo de conseguir igualdad ante el poder político.
(4)
Le
primera ola duró hasta el comienzo del siglo XX, luego de esto comenzó la
segunda ola del feminismo; el feminismo marxista. Ahora, en vez de incluir a la
mujer solo socialmente, la querían incluir en la economía del hogar. Engels, en
su libro “El origen de la familia, la
propiedad privada, y el Estado” dice que en el comunismo primitivo, lo que
había era un régimen más como “matriarcal”. La mujer hacía todo en la casa
porque el hombre era vago y torpe que no podía aportar nada a la comunidad. De
a poco, en su libro va diciendo que se vivía mejor durante el comunismo
primitivo, la mujer estaba socialmente más acomodada: “La señora de la civilización, rodeada de aparentes homenajes y extraña
a todo trabajo efectivo, tiene una posición social muy inferior a la de la
mujer de la barbarie, que trabajaba de firme, pero que entre su pueblo estaba
considerada como una verdadera dama (lady, frowa, frau = señora) y lo era
efectivamente” (5). La única solución a todo lo que estaba pasando era ir
de forma revolucionaria y violenta contra la propiedad privada. Ahora quiero
hacer una breve reflexión sobre esto; hemos visto todos que las feministas
marxistas dicen que, si la mujer quiere liberarse, primero debe necesariamente
acabar con la propiedad privada (todo esto, gracias a los escritos de Lenin y
Marx). Entonces pensemos un poco, la mujer ¿que busca? ¿Liberarse? ¿Qué pasaría
si seguimos con un sistema capitalista? En el capitalismo la mujer tiene
derecho a estudiar y trabajar; supongamos que empieza a estudiar, luego de unos
años se recibe, trabaja y gana plata dependiendo de la dedicación que le pone a
su trabajo. Con esa plata se compra una casa, un celular, un auto y ropa. Esta
mujer tiene sus ingresos y con su dinero hace lo que quiere. Entonces ¿Dónde
está la opresión? Así pues, se ve que conviene un sistema capitalista. Marx
decía lo contrario, Lenin afirmaba eso y decía que las mujeres son importantes
para mover masas, entonces ¿Lenin y Marx fueron unos pobres ingenuos o
manipuladores? Hay que tener cuidado con esto. Algo que voy a destacar es el
libro de Aleksandra Kollontay “El
comunismo y la familia”; en esta obra hace promesas sobre lo que es el
paraíso comunista; una de ellas es que “La
organización de talleres especiales para repasar y remendar la ropa ofrecerán a
la mujer trabajadora la oportunidad de dedicarse por las noches a lecturas
instructivas, a distracciones saludables, en vez de pasarlas como hasta ahora
en tareas agotadoras" (6). Lo que hay acá es que por ejemplo Agustín
Laje en “El libro negro de la nueva
izquierda”, nos recuerda que gracias a la revolución tecnológica
(capitalismo puro) se crearon herramientas domésticas como el lavavajillas, la lavadora,
cocina eléctrica y en minutos ya está todo hecho; en ese tiempo la mujer ya
puede hacer otra actividad que ella quiera. Volviendo a las promesas de este
supuesto paraíso comunista, estaría bueno ver lo que pasó en la URSS con el
decreto que habían puesto en la ciudad de Vladimir. En dicha ordenanza, las mujeres
mayores de 18 que no estaban casadas se tenían que inscribir en las “oficinas
del amor libre” para elegir un esposo de entre 19 y 50 años (o podían ser
elegidas). (7)
La
segunda ola del feminismo, duró hasta finales del siglo XX. Luego empieza la
tercera ola feminista, el feminismo radical. Acá, no es más una exclusión
social o una opresión por parte de la propiedad privada, sino que el foco es la
construcción cultural. Ideología de género, el aborto como un derecho o los
cupos trans, se sustentan siempre con el discurso de que el ser madre, esposa o
ser directamente femenina, es una forma de opresión cultural hacia la mujer.
Usan cierto juego de palabras mezclado con una que otra falacia para manipular
gente y que todos digan lo mismo, como si fuesen discos rayados. Algo que no
puedo dejar pasar es un tinte hipócrita que suelen tener la mayoría de las
feministas, que es el tema de buscar problemas en occidente y no tratar de
arreglar lo que pasa en otras culturas donde la mujer directamente no puede hablar
directamente.
Antes
de buscar problemas que no hay, tienen que tratar de resolver los verdaderos.
En este contexto aparecen muchas cosas más como la teoría queer, ideología de género,
ecofeminismo, transfeminismo, entonces a
partir de todos estos conceptos nuevos, algunas personas sostienen que ya no
son solo 3 olas, sino que estamos en la cuarta ola feminista. El feminismo de hoy en día es malo y estoy
profundamente convencida de eso. Piden a gritos decidir sobre la vida de una
persona inocente al exigir el aborto como un derecho, simpatizan con el
marxismo porque según De Beauvoir, “en la
URSS el feminismo adquirió su máxima amplitud” (8) y ya sabemos que fue
todo lo contrario. A esto se le puede atribuir algunas características de “El hombre light” que como bien dice
Enrique Rojas (9), el hombre moderno no tiene virtudes, personalidad, esencia,
solo lo mueve la masa y no tiene un pensamiento propio, solo ve y repite hasta
que se lo cree. Parece que un día alguien se despertó y dijo “bueno, no soy hombre, tampoco voy a ser
mujer, y me tienen que decir Roco, voy a ser un perro” y las personas súper
tolerantes y con una moral gigante ¿Qué hicieron? Lo aceptaron y le exigieron
al papá Estado que obligue a los cuerdos a decirle Roco a este ser humano. Eso
es lo políticamente correcto de hoy en día. Son los nuevos “idiotas útiles”
porque un hombre llegó a ser presidente diciendo literalmente “vamos a aceptar
a la comunidad LGBTQWERTY”, “vamos a proponer el aborto” y bueno, criticando a
Macri (no soy macrista). Esta es la batalla cultural y tenemos que ser
protagonistas, los chicos de fundación libre, bien nos piden que lo seamos, que
no nos quedemos callados en esta lucha.

Excelente artículo Martina.
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